....porque la palabra ignora de vientos y sueña sus pasos en cada latido, en cada horizonte.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

MAÑANA



Y ahuellando días, uno va ¿vio?

Como queriendo no enterarse de otras pisadas, secas…o…o evitando doler negativos propios.

Así nomás.

Sin preguntar al caracol  ladrón por las olas escondidas o insultando a la bobificación satelital que ya no vende magia.

Y la militancia que se esconde, aturdida, no viva, tras el doble 0 o el 01….

Y uno que, ingenuo, miente la vuelta. Finge abrazos, impotencia de ayer, fusiles oxidados o poemas acenizados.

Dicen que le vamos pidiendo permiso a otros: que vamos, que dale, que metele, que no vas a ser viejo para siempre, que….

Y tachando las horas con pinceles nuevos, sin animarnos  morir la rutina….atreviéndonos, apenas, a roncar goles. Temiendo, siempre, siempre…

Pero un día, ese hombre (uno, ¿vio?), titubeará sin titiritero. Se negará a saludar al soplo de siempre y, sin luna, descalzo, desafiante, correrá sin tropezar hielo adudado y danzando deserción

Entonces, cuando la arena se detenga, ese hombre (uno, ¿vio?), aún desconcertado, ya no puntual, se presentará ante la noche…y sonreirá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario