Y ahuellando días, uno va ¿vio?
Como queriendo no enterarse de otras pisadas, secas…o…o evitando doler negativos propios.
Así nomás.
Sin preguntar al caracol ladrón por las olas escondidas o insultando a la bobificación satelital que ya no vende magia.
Y la militancia que se esconde, aturdida, no viva, tras el doble 0 o el 01….
Y uno que, ingenuo, miente la vuelta. Finge abrazos, impotencia de ayer, fusiles oxidados o poemas acenizados.
Dicen que le vamos pidiendo permiso a otros: que vamos, que dale, que metele, que no vas a ser viejo para siempre, que….
Y tachando las horas con pinceles nuevos, sin animarnos morir la rutina….atreviéndonos, apenas, a roncar goles. Temiendo, siempre, siempre…
Pero un día, ese hombre (uno, ¿vio?), titubeará sin titiritero. Se negará a saludar al soplo de siempre y, sin luna, descalzo, desafiante, correrá sin tropezar hielo adudado y danzando deserción
Entonces, cuando la arena se detenga, ese hombre (uno, ¿vio?), aún desconcertado, ya no puntual, se presentará ante la noche…y sonreirá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario